Mi pasión por la pintura nació del impulso de expresar lo que no se puede transmitir con palabras. En el lienzo en blanco encontré la libertad que anhelaba: la libertad de expresar mi esencia sin ataduras, sin reglas ni límites. Allí, en la danza armoniosa de colores, texturas y materiales, doy vida a esa información que fluye a través de mí, en profunda conexión con mi propia esencia. Cada pincelada es un acto de amor propio, un viaje de introspección, un diálogo con mi interior que, a su vez, da origen al nombre que cada una de mis obras recibe.
Mi arte es mi espejo. Es un camino de autodescubrimiento y aprendizaje constante, de transformación y creación. Es una forma de compartir mi visión singular del mundo, una herramienta poderosa para manifestar mis anhelos y sueños más profundos.
"Cada obra es una ventana a mi universo interior", una invitación a sumergirse en la belleza de lo invisible y conectarse con la propia esencia.